El calzado, la lluvia y el viento: un combo fatal
Si ya leíste mi artículo sobre “La tragedia del calzado” De Andalucía a Galicia: la tragedia del calzado, sabrás que uno de los primeros choques que tuve al mudarme a Galicia fue darme cuenta de que mi calzado almeriense, ese que me había acompañado fielmente en mis días de sol, no servía para nada aquí. La lluvia gallega lo convirtió en un accesorio inútil, ya que no era impermeable. Pues bien, si en ese momento pensé que la lluvia era mi único enemigo, estaba por descubrir al verdadero villano: ¡el viento!
Porque, verás, en muchas partes de Galicia no solo llueve sin parar, sino que el viento no tiene piedad. Así que si pensaba que con un paraguas iba a sobrevivir, estaba muy equivocada…
El paraguas en Almería: Un accesorio olvidado
En Almería, el paraguas es un objeto que casi siempre queda olvidado en el armario. Solo sale en esos pocos días al año en que la lluvia hace su aparición y, como es tan raro que llueva, lo usas un momento y lo guardas de nuevo. Es casi como un adorno que utilizas de vez en cuando, cuando lo desempolvas nunca estás segura si estará roto de estar por el armario o estará bien.
Además, en Almería, los verdaderos héroes del día no son los paraguas, sino la sombrilla o los sombreros. Porque, seamos honestos, ¿qué es más útil en un lugar donde el sol brilla sin compasión? Si acaso, en esos raros días de lluvia, el paraguas sale para unas cuantas gotas y enseguida vuelve a su sitio.
Bienvenidos a Coruña: La tierra donde el paraguas no sobrevive
Ahora, imagínate mi sorpresa cuando me mudé y tenía que ir todos los días a Coruña. Lo primero que hice fue desempolvar el paraguas, pensando que sería mi fiel aliado en este nuevo clima. ¡Ilusa de mí! Si algo aprendí rápido es que aquí, el paraguas tiene una esperanza de vida más corta que un helado en agosto. En vez de la ciudad herculina deberían llamarla la ciudad “mataparaguas”
No importa si te has comprado el paraguas más resistente del mercado, el que supuestamente soporta “fuertes vientos” (ja, qué risa). La primera vez que lo abres en Coruña, el viento te da la bienvenida con una ráfaga que lo destroza sin piedad. Y ahí es cuando te das cuenta de que, aquí, los abrigos con capucha no son una elección, ¡son una necesidad!
El abrigo con capucha: Mi nuevo mejor amigo
La primera vez que lo vi, pensé: “¿En serio necesito un abrigo tan grande y con capucha?”. Pero después de ver a mi paraguas retorcido en una papelera tras solo cinco minutos de uso, supe que era hora de rendirme ante la sabiduría gallega. El abrigo con capucha se convirtió en mi fiel compañero, capaz de enfrentarse a los elementos con dignidad. Y aquí estoy, encapuchada, caminando con orgullo bajo la lluvia y el viento, mientras mis paraguas reposan en paz en algún contenedor.
El espectáculo de los paraguas ajenos
Una de mis mayores fuentes de entretenimiento ahora es ver a los pobres inocentes que aún no han aprendido la lección. Están tan felices, caminando con su flamante paraguas bajo el brazo… y no puedo evitar pensar: “Le va a durar cinco minutos”. Y como si fuera una profecía gallega, al rato veo cómo el paraguas sale volando o queda completamente destrozado. Y yo, con mi capucha bien ajustada, sigo mi camino entre risas sin poder evitarlo.
El contraste definitivo: Almería vs. Coruña
Lo más curioso de todo es que, mientras en Almería un paraguas puede durar años (porque lo usas dos veces), en Coruña puedes gastarte el sueldo entero en paraguas y ninguno te durará nada. Aquí la batalla no es contra la lluvia, es contra el viento. Y el único vencedor es siempre el abrigo con capucha. Así que, si vienes del sur y tienes pensado mudarte por estas tierras, hazte un favor: invierte en un buen abrigo y despídete de los paraguas.
¿Y tú, qué prefieres?
¿Qué trucos tienes para sobrevivir a la lluvia y el viento en Galicia? ¿Eres del equipo paraguas o ya has rendido homenaje al abrigo con capucha?
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