La lactancia es un tema del que siempre quise hablar en el blog, pero entre pañales, despertares y la vida… lo fui dejando. Hasta que hace poco una amiga (que está a punto de ser mamá) me preguntó por el tema. Me dijo que le gustaría intentarlo, que va con la mente abierta, pero que no tiene muchas referencias cercanas. Y me vi reflejada. Con la mente abierta también, sin presiones, pero con mil dudas.
Así que he decidido empezar una serie de entradas sobre lactancia. No soy asesora, ni profesional del tema. Solo una madre que vivió su lactancia como pudo y como supo. Lo que a mí me funcionó puede que a ti no, o puede que sí. Pero si sirve para que alguien se sienta un poquito más acompañada, ya merece la pena.
El inicio: quirófano, piel con piel y primeras dudas
Mi parto acabó en cesárea, algo que no esperaba pero que acepté. Afortunadamente, el personal que me atendió fue muy respetuoso: antes de salir del quirófano una enfermera me ayudó a poner al peque sobre mí, y en la sala de recuperación lo tuve en brazos todo el tiempo. Ahí, con ayuda, se enganchó por primera vez.
Después de la sala de recuperación me llevaron a la habitación, donde pasamos nuestras primeras horas juntos. Fue entonces cuando empecé a darme cuenta de lo difícil que iba a ser moverme, incorporarme, sostenerle… todo dolía. Y aunque él estaba ahí, yo no estaba bien. Para mí la cesárea fue muy dura. Me dolía muchísimo, no podía moverme con normalidad y tenía un miedo constante a que se me saltaran los puntos. No podía cuidar de mi bebé como habría querido. En lugar de estar cuidando de él, necesitaba que me cuidasen a mí y que cuidasen de él.
Y en medio de todo eso, conseguir darle el pecho fue lo que me salvó. Alimentarle yo, aunque fuera desde la cama, aunque me ayudaran a colocarlo, aunque todo doliera… fue lo que me sostuvo emocionalmente en esos días grises. Me atrevería a decir que me salvó de una depresión postparto casi segura.
Las primeras noches: dormir poco, aprender mucho
La primera noche fue tranquila. Demasiado. Dormía tanto que me preguntaba si era normal. Spoiler: sí lo es. Dicen que esa primera noche suelen estar más dormidos… pero a partir de la segunda o tercera, ¡ay, amiga! Ahí empieza el festival.
Cada vez que lloraba, primero comprobábamos si necesitaba cambio de pañal. Si no era eso, lo ponía al pecho. A uno, y luego al otro. A veces parecía que no hacía nada. A veces solo se calmaba. Pero así, de a ratos, sin un horario fijo, fue como fue subiendo la leche. Porque sí, aunque parezca que no toman nada al principio, toman.
¿Cómo saberlo? Hay varios indicios:
- Hace pis (la caca los primeros días es negra, por el meconio, pero el pis es pis, y si hay pis, hay hidratación).
- Cuando se queda en el pecho, se queda tranquilo.
- Si llora muchísimo aunque lo pongas al pecho, o llora muy seguido (cada 15 minutos, cada media hora…), y no hace pis, puede que sí tenga hambre.
También me fijaba en cómo buscaba el pecho. Si iba desesperado, si lo agarraba bien, si se quedaba satisfecho o seguía incómodo. Todo eso me ayudó a ir entendiendo sus señales, que al principio son un jeroglífico.
Y el dolor… también estaba ahí
A mí al principio, cuando amamantaba, me dolía muchísimo. Pensaba que era normal, hasta que me dijeron que tenía el frenillo de la lengua corto. Le costaba mucho mover la lengüita bien, y eso hacía que no apretara el pecho correctamente. Aun así, se enganchaba como podía, con esfuerzo de los dos.
En el hospital, antes de que nos dieran el alta, le hicieron un cortecito pequeñísimo. Fue tan rápido que ni lloró. Y, de verdad, fue un antes y un después. Mejoró el agarre, el dolor bajó… y por fin pudimos disfrutar un poco más de las tomas.
En resumen…
¿Fácil? No. ¿Posible? Sí. Dar el pecho no siempre es sencillo, pero se puede. Y aunque los primeros días están llenos de dudas, de sensaciones nuevas y de mucho “no sé si lo estoy haciendo bien”… con apoyo, observación y confianza, el cuerpo y el bebé hacen equipo.
Hoy, con la distancia, miro atrás y me alegro de haber seguido intentándolo. Y si tú estás ahí, en ese momento caótico y tierno a la vez… solo puedo decirte: lo estás haciendo bien. De verdad.
Gracias por el artículo! Qué bien tener una referencia para no acabar desesperada en los futuros meses 🥰🥰! Me siento más confiada después de leerlo 💪🏻 ,de nuevo, graciñas! 😘
Gracias a ti por leerlo ☺️😊. Es el primero de una serie, la maternidad es un mundo, así que prefiero ir por partes. Espero que te gusten. Un abrazo