Hace un tiempo, hablando con mi marido, le contaba lo mucho que me había gustado Profetas de la ciencia ficción cuando la vi años atrás, y que me encantaría volver a verla. Para mi sorpresa, un día apareció con ella. La había encontrado y conseguido para mí, sin que yo se lo pidiera directamente. De esas pequeñas sorpresas que te alegran la semana.
Me lancé a verla y al llegar y ver el capítulo dedicado a Philip K. Dick, no defraudó. No solo hablaban de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, sino también de otras obras suyas que han marcado profundamente la ciencia ficción moderna.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es, para mí, una joya absoluta. Intenso, inteligente, lleno de capas que se descubren poco a poco. Mi única pega es que es demasiado corto: justo cuando más atrapada estás en su mundo, llega el final. Pero quizá ahí esté también su grandeza. Es, sin duda, mi libro favorito de ciencia ficción.
Philip K. Dick planteaba preguntas que hoy siguen siendo inquietantes: ¿qué nos hace humanos? ¿Dónde acaba la máquina y empieza la persona? ¿Cómo diferenciamos lo real de lo artificial? ¿Y si nuestros recuerdos no fueran realmente nuestros?
En su universo, los androides a veces ni siquiera saben que son creaciones artificiales, porque tienen recuerdos implantados que los hacen creer que han vivido toda una vida humana. Una idea perturbadora… y cada vez menos lejana.
Robots humanoides: de la imaginación de Dick a la realidad de Sophia y Ameca
Hoy, en pleno 2025, los avances tecnológicos nos acercan a ese mundo que Dick imaginó hace más de cincuenta años. Los robots humanoides ya no son simple ciencia ficción.
Modelos como Sophia, de Hanson Robotics, activada en 2015, son capaces de mantener conversaciones naturales, reconocer rostros, mostrar expresiones faciales creíbles e incluso fueron noticia cuando Sophia obtuvo la ciudadanía saudí en 2017.
Por otro lado, Ameca, creada por Engineered Arts y presentada en 2021, es posiblemente el robot humanoide con las expresiones faciales más realistas del mundo. Su capacidad para interactuar con humanos a través de gestos y conversaciones breves hace que cada vez resulte más difícil recordar que detrás de esa cara amigable hay circuitos y algoritmos.
Ambos robots no solo imitan el aspecto humano: también buscan replicar emociones, respuestas sociales y pequeños matices de comunicación que antes considerábamos exclusivamente nuestros. La combinación de hardware y software avanza de la mano, y cada vez más rápido.
Así que sí, los dilemas de ¿Sueñan los androides…? empiezan a salir del papel: ¿será suficiente la empatía para distinguirnos en el futuro? ¿O llegará un momento en el que ni siquiera nosotros sepamos si somos originales o una creación mejorada?
Ciencia ficción que se convierte en espejo
Llevo tiempo sin poder leer como antes, con mi lector de ebooks cogiendo polvo en un cajón.Pero me han dado unas ganas enormes de desempolvarlo y releer esta obra genial con nuevos ojos y nuevas preguntas.
Si te apasiona la ciencia ficción que no solo entretiene, te recomiendo dos cosas: ver Profetas de la ciencia ficción (aunque sea de 2011 y ya tenga sus años, sigue siendo una maravilla) y, sobre todo, leer a Philip K. Dick. De verdad, leedlo.
Y si el tema os suena, no es casualidad. Otros grandes autores ya habían explorado antes la relación entre humanos y máquinas: por ejemplo, Karel Čapek introdujo la palabra “robot” en su obra R.U.R. (Rossum’s Universal Robots) en 1920, planteando el temor de que las creaciones humanas acabaran rebelándose. También Isaac Asimov, en su serie de los Robots, reflexionaba sobre la convivencia y las reglas morales que deberían regir a las máquinas, sentando bases importantísimas para toda la ciencia ficción posterior.
La diferencia es que Philip K. Dick fue un paso más allá: no se conformó con preguntarse qué harían los robots, sino quiénes seríamos nosotros frente a ellos. ¿Qué nos define como humanos? ¿Nuestra biología, nuestros recuerdos, nuestra empatía?
Y sí, si el título te suena también por Blade Runner, es porque es la adaptación cinematográfica de esta novela. Aunque aviso: para mi gusto, no le llega ni a la suela de los zapatos. El libro tiene una profundidad emocional, filosófica y existencial que la película apenas consigue rozar.
Porque al final, la mejor ciencia ficción no solo habla de futuros posibles: nos hace mirarnos en el espejo… y preguntarnos quiénes somos realmente.
Tiene sus pros y sus contras,a los que no les gusta la soledad o la llevan mal puede ser un buen aliado, pero siempre carezeran de sentimientos o eso creo vi la película 🎥 de Joaquín Phoenix que se pilla por una IA me gustó bastante muy entretenida y ya está pasando…tomo nota 📝 del autor que has mencionado genial 👌 tú Post olé tú ser jeeje besos
¡Muchísimas gracias! Sí, todo este tema tiene sus luces y sombras… y justo por eso me fascina tanto. Las IAs pueden ser un apoyo muy grande para muchas personas, pero como bien dices, de momento los sentimientos reales siguen siendo territorio humano (aunque algunos robots lo disimulen bastante bien). Si te interesa el tema, te recomiendo mucho la serie Humans (explora justo esa frontera entre lo artificial y lo humano, y está chula. Me alegro de que te apuntes el nombre de Philip K. Dick, ¡merece mucho la pena! Un abrazo
Si me hablaron de esa serie a ver si la veo…tengo el Quijote esperándome y el viejo testamente ejejej me gusta la nueva Vitanzia un abrazooooo alhaja jaajaj 😉