Cómo montar el árbol de Navidad (y no morir en el intento)

Para mí, montar el árbol de Navidad no es solo un ritual decorativo: es el inicio oficial de la época más mágica del año. Es ese momento en el que las cajas de adornos salen de sus escondites, los villancicos suenan de fondo y la casa comienza a transformarse con luces y detalles navideños en buena parte de las habitaciones. Y aunque el proceso tiene su parte de caos porque siempre se cae algo, las luces se enredan o no encuentras ese adorno que jurarías haber guardado, también es la excusa perfecta para compartir risas y crear recuerdos en familia.

Este año, la experiencia vino con una anécdota inesperada. Tras despedir al árbol viejo, que quedó tan torcido el año pasado que parecía más bien un experimento artístico, decidí que era momento de algo nuevo y más grande. Compré un árbol que en mi cabeza iba a ser espectacular. Pero cuando lo saqué de la caja, mi primera reacción fue: ”¿Esto es 1,80? ¡Si parece igual que el otro!” Claro, la perspectiva no ayuda cuando mi marido, que mide 1,92, se pone al lado y hace que cualquier cosa parezca diminuta. Así que sí, el nuevo árbol tiene exactamente el mismo tamaño que el anterior, pero con el toque extra de estrenar adornos y mucho más mullidito todo sea dicho.

Y hablando de adornos…

Tocó renovar algunos adornos y esto trajo su dosis de risas y pequeñas tragedias. Me hice con unas bolas preciosas que representaban a cada miembro de mi familia. Cada una tenía un diseño único, y estaba deseando colocarlas. Peeero… cuando fui a enseñarlas, una se me cayó y se rompió. Entre la decepción y el caos, tuve que buscar y comprar otra similar, porque no podía dejar al árbol sin ese detalle especial. Nunca pensé que un adorno navideño podría romperse en tantos pedazos.

Por si eso no fuera suficiente, en otro pedido quise innovar un poco y pedí unas bolas que parecían muy originales en las fotos. La sorpresa llegó cuando abrí la caja y descubrí que no eran bolas, sino recortes de cartón con dibujos navideños. ¡Ni siquiera servían como posavasos! Así que no me quedó otra que reírme y aprovechar para contaros esta historia. Porque si algo tiene la Navidad, es que hasta los imprevistos acaban teniendo su encanto.

Paso a paso: cómo montar el árbol

Si eres de los que se lanza al árbol con entusiasmo pero sin mucha estrategia, este paso a paso puede salvarte de algún quebradero de cabeza (o de acabar con todas las luces enredadas):

1. Ábrelo y dale forma

Si el árbol es artificial, dedícale tiempo a abrir bien cada rama para que quede lo más frondoso posible. Puede ser un poco tedioso, pero marca la diferencia.

2. Luces primero

Las luces son la base de cualquier árbol. Colócalas antes que nada, de abajo hacia arriba en espiral, y asegúrate de esconder bien el cable entre las ramas. Consejo: pruébalas antes de colocarlas para evitar disgustos.

3. Guirnaldas o cintas

Después de las luces, coloca las guirnaldas o cintas. Ayudan a dar continuidad y volumen al diseño del árbol.

4. Adornos grandes primero

Empieza con los adornos más grandes, que sirven para crear un esquema visual. Distribúyelos uniformemente por todo el árbol.

5. Adornos pequeños y especiales

Es el turno de los detalles. Coloca los adornos pequeños y esos que tienen un significado especial para ti. Aquí es donde tu árbol se llena de personalidad.

6. El toque final: la estrella (o lo que prefieras)

En casa tenemos la tradición de que mi marido sea quien ponga la estrella en lo alto del árbol, y con ese gesto damos por finalizado el proceso. Es como el broche de oro que convierte el árbol en el verdadero centro de nuestra Navidad.

Bonus: Consejos si tienes niños o mascotas

Adornos irrompibles abajo: Los más resistentes en las ramas inferiores; los delicados, bien arriba.

Asegura el árbol: Si es alto o está en un lugar de paso, fíjalo a la pared o a un mueble para evitar accidentes.

El árbol en altura: Si tienes espacio, súbelo a una superficie elevada para mantenerlo fuera del alcance de manos y patas curiosas.

Controla las luces: Usa enchufes con temporizador o control remoto para evitar que se conviertan en el juguete del día.

Montar el árbol de Navidad no tiene que ser perfecto, pero sí especial. Entre luces que se resisten, adornos nuevos y anécdotas inesperadas, el objetivo es llenar la casa de ese espíritu navideño que hace que todo sea más bonito.

¿Y tú? ¿Ya has montado tu árbol? ¿Tienes alguna tradición especial o te ha pasado algo curioso este año? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

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