Todos sabemos que los Reyes Magos tienen magia, pero a veces necesitan un poquito de ayuda moderna. Este año, esa ayuda me la pidieron a mi, para dos regalos que les faltaban.
Ellos no tenían Amazon Prime y yo si, así que revisé los plazos: entrega garantizada el viernes 3 de enero. Perfecto, pensé, así los Reyes podrían cargar sus camellos sin contratiempos. Pero lo que no tuve en cuenta fue que mi casa parece estar situada en el Triángulo de las Bermudas… al menos para Correos Express.
Hace unas semanas, ya había tenido un encontronazo con esta empresa. Pedí unos colores para pintar con los dedos y, según el repartidor, intentó entregarlos, pero no había nadie en casa. Mentira. Estaba en casa, esperándolos, y no dejaron aviso ni llamaron.
¿El resultado? Mandaron el paquete a un punto de recogida sin consultarme, y yo me enteré tarde porque ya estaba de vacaciones. Adiós, colores. Pero pensé: “Bueno, seguro que no vuelve a pasar”.
Spoiler: sí volvió a pasar.
El 3 de enero llegó el día de entrega. Me quedé en casa todo el día, esperando pacientemente. Llegaron otros pedidos de Amazon que traía otra empresa de reparto. Los de Correos Express NADA. Al final, recibí la temida notificación: “Intentamos entregarlo, pero no había nadie en casa.”
Otra vez. Otra mentira monumental. Mi casa no es invisible, lo prometo, aunque para ellos parece serlo. No sé si mandaron al repartidor con un GPS roto o con un mapa del siglo XVI, pero ahí estaba yo, mirando mi puerta cerrada y el paquete que nunca llegó. Y como dije, otras empresas de reparto vinieron y timbraron y recogí mis paquetes sin altercados.
Cuando puse la queja a través de Amazon, fui clara: había dos paquetes, ambos con problemas. Sin embargo, la persona de soporte no se enteraba ni de su propio nombre. Entre respuestas genéricas y una aparente incapacidad para procesar lo que les explicaba, la experiencia fue frustrante.
Esa tarde me volvió a llegar otro aviso de intento de entrega, ¿donde? están de coña… y al día siguiente sólo uno de los regalos apareció en un punto de recogida… a tres pueblos de distancia.
El otro paquete sigue perdido, aunque dicen que intentarán entregarlo hoy. Spoiler (otra vez): lo más probable es que reciba otra notificación diciendo que no estoy en casa. Estoy por mandarles un selfie con la fecha y hora para dejarlo claro.
Y ahora, a cruzar los dedos
Mañana es domingo, y el lunes llegan los Reyes. A estas alturas, parece que depender de Correos Express es más cuestión de suerte que de un servicio profesional. Entre notificaciones falsas, una falta de atención alarmante por parte del soporte y su incapacidad de cumplir plazos, la experiencia no puede ser más frustrante. Porque, siendo sinceros, si los Reyes Magos trabajaran con ellos, no llegarían ni al 8 de enero.
Espero que esta historia no os suene demasiado familiar, pero si habéis vivido algo similar, no dudéis en contarlo. ¿Cómo se puede ser tan poco profesional?
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