Lactancia: dudas normales, dolor, grietas y otras sorpresas

por | Jun 12, 2025 | 2 Comentarios

Cuando empiezas a dar el pecho, todo el mundo asume que es algo natural. Que el bebé se engancha solo, que tú sabes cómo colocarlo, que la leche fluye… y que si algo duele, “es normal”. Pero no. Ni es tan automático, ni debería doler. Y eso lo descubrí yo, como muchas, con el pecho ya en carne viva.

Este artículo no es una guía médica, ni pretende sustituir el consejo de una profesional, pero sí quiero compartir las cosas que a mí me habría gustado saber desde el minuto uno. Las dudas que tuve, lo que me dijeron (y lo que no), y esas pequeñas-grandes sorpresas que no salen en los libros, pero te pueden hacer dudar de todo.

 

¿Es normal que al principio no sepa si lo estoy haciendo bien?

Sí. Completamente. Por mucho que hayas leído, que te hayan contado o que te hayas preparado, cuando tienes al bebé en brazos, puede que te sientas como si te hubieran soltado en mitad de un examen sin haber ido a clase. ¿Se está agarrando bien? ¿Tiene hambre? ¿Le llega la leche? ¿Por qué chupa y se suelta? ¿Por qué me mira con esa cara de enfado? Tranquila. Esas dudas son más normales de lo que parece.

 

¿De verdad no debe doler?

Exacto. La lactancia no tiene que doler. Puede molestar un poco al principio mientras todo se ajusta, pero ese pinchazo que te hace ver las estrellas, ese escozor permanente, esa grieta que parece un tajo… no son normales. Y cuanto antes lo consultes, mejor. En mi caso, el dolor fue por un frenillo corto que tenía mi bebé, que no le permitía succionar bien. Se lo detectaron pronto, le hicieron un pequeño corte (ni lloró), y a partir de ahí fue otro mundo. Literalmente.

 

Grietas, pezoneras y cremas

En las primeras semanas tuve grietas, y lo pasé fatal. Probé con pezoneras, porque me habían dicho que podían ayudar, pero a mí no me resultaron nada cómodas. Al final lo que más me aliviaba era una cremita especial para pezones (de esas que no hace falta retirar antes de dar el pecho) y, sobre todo, corregir el agarre. Cuando el bebé se engancha bien, el pecho duele mucho menos… y las grietas empiezan a curarse.

 

Un pecho más lleno que otro

Esto me pasó muchas veces. Un pecho parecía siempre más lleno, más duro, más protagonista, mientras el otro se quedaba ahí, como de secundario. Al principio me preocupaba, pensaba que algo no iba bien, pero aprendí que es bastante normal. A veces el bebé tiene preferencia por un lado, a veces uno produce más que otro, o simplemente no han tenido las mismas tomas. Lo importante es ir alternando y vaciarlos bien. Y si notas molestias, calor o mucha tensión, entonces sí conviene consultar.

 

¿Es mastitis o no?

Hubo un día que me dolía el pecho, tenía fiebre y me asusté bastante. Pensé que podría ser mastitis, porque había leído cosas y ya me veía tomando antibióticos. Pero al final no era eso, era fiebre por otro motivo y el dolor en el pecho no pasó de ahí. No tuve obstrucción ni nada grave, pero entiendo el miedo. Por eso, si tienes fiebre, dolor fuerte, enrojecimiento o síntomas que no mejoran, lo mejor es consultar cuanto antes. A veces no es nada, pero si lo es, cuanto antes se trate, mejor.

 

El pecho es consuelo (y no siempre es hambre)

Algo que no siempre te cuentan, es que muchas veces el bebé no mama por hambre, sino por consuelo. Porque el pecho no es solo alimento: también es refugio, contacto, olor a mamá, seguridad. Y a veces solo quiere eso. Estar ahí, sintiendo el latido y el calor, sin más.

En mi caso, mi hijo no quiso chupete. Recuerdo haber dudado en ofrecérselo, y cuando por fin me decidí… simplemente lo rechazó. Él prefería el pecho. Especialmente si había ruido, visitas, o demasiada estimulación: buscaba mi pecho como su rincón tranquilo, su forma de desconectar del mundo.

Puede desconcertar, claro. Una espera que cada toma sea por hambre, por necesidad de leche. Pero no siempre es así. Y está bien. Porque el pecho también es eso: calma, vínculo, refugio. Y entenderlo ayuda a vivirlo con más serenidad.

 

Y al final, la lactancia es mucho más que leche

Dar el pecho no es solo alimentar. Es ofrecer calor, calma, consuelo. Es ese pañuelo invisible que le tiendes al bebé cuando el mundo le abruma. Es ese rato de quietud entre el caos. Esa conexión sin palabras.

A veces nos perdemos en si estamos haciendo todo “como se debe”, en si come lo suficiente, en si aguanta tres horas. Pero la lactancia no es una fórmula exacta, ni una tabla que se pueda seguir al pie de la letra. Es una danza que vais aprendiendo juntos. Y aunque al principio duela, confunda o agote, también puede ser una de las cosas más hermosas que compartáis.

Y eso, créeme, no se olvida nunca.

Categorías Lactancia | Maternidad
Etiquetas: Nueva mamá

Artículos relacionados

2 Comentarios

2 Comentarios

  1. Paqui

    Muy interesantes tus post de lactancia, me he sentido muy identificada en cada uno de ellos y reflejan la realidad de la lactancia que como bien dices es complicada pero muy gratificante poder alimentar a tu bebé. Yo todavía sigo con ello a ver como acaba esta etapa. 😊😘

    Responder
    • María E.

      Muchísimas gracias por tu comentario 🥰 Me alegra un montón saber que te has sentido identificada. La lactancia tiene tantas caras… a veces se hace cuesta arriba, pero también tiene momentos únicos. ¡Mucho ánimo con esta etapa, ojalá siga siendo bonita hasta el final! Un abrazo enorme 💛

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: vitanzia.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Hostinger que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.