Todo el mundo te lo dice: “cada niño tiene su ritmo”, “no hay que forzar”, “ya lo hará cuando esté preparado”. Y tú te lo crees, claro. Lo tienes clarísimo. En teoría.
Pero luego llega el verano antes de entrar al colegio, y empiezan las preguntas, las miradas, las comparaciones, y esa presión invisible que de repente se vuelve más pesada que el propio pañal. Y ahí estás tú, intentando mantener la calma mientras tu hijo va dejando charcos por la casa y tú vas dudando de todo lo que habías leído.
La teoría está muy bien… hasta que se cruza con la realidad
Mi hijo tiene dos años y medio. Pero es alto, muy alto. Aparenta cuatro. Es espabilado, curioso, inquieto… y sí, lleva pañal. Y llevamos tiempo probando a quitárselo por las tardes en casa. Con orinal, pegatinas, entusiasmo… y muchos “accidentes”. Se hace pis encima y se da cuenta, claro. Yo le digo “mamá, pis” para que empiece a asociar la sensación con el hecho. Pero no avisa. Se moja, se incomoda y seguimos. No hay éxito inmediato. Ni de lejos.
¿Está preparado? No lo sé. ¿Lo intento? Sí, pero suave, sin presionar. Aun así, la presión llega igual.
¿Y cómo lleva el pañal?
Esa es la pregunta del verano. Ya no se pregunta por las vacaciones, ni por si el niño duerme bien. Ahora lo que se lleva es el parte del pañal. Y ojo, que muchas veces no lo hacen con maldad, pero te lo van soltando:
— ¿Y cómo lleva el pañal?
Y tú ahí, con cara de “pues lo lleva puesto, ¿cómo lo va a llevar?”
Luego están las historias de éxito, las del club del “se lo quité en tres días”, “yo le puse calzoncillos y ni un escape”, “lo senté en el orinal una vez y ya no quiso pañal nunca más”. Me alegro por ellos, de verdad. Pero esa comparación, aunque sea involuntaria, se clava. Porque no todos los niños son iguales. Porque mi hijo, aunque tenga aspecto de tener cuatro años, tiene los que tiene. Porque puede que simplemente no esté listo.
Y sí, claro que me lo planteo también por el cole. En septiembre lo empieza. Y eso mete prisa, aunque tú no quieras correr. Y claro que me comparo con otras madres, con otros niños. Aunque me diga que no debo. Aunque lo sepa.
Los niños no se esfuerzan por dejar el pañal
Esto me costó entenderlo. Porque cuando estás aprendiendo algo como adulto, te esfuerzas. Estudias, repites, entrenas. Pero un niño no puede esforzarse en dejar el pañal si su cuerpo aún no está listo. No es que no quiera. No es que esté cómodo y prefiera seguir con él. Es que su sistema nervioso aún no ha hecho el “clic”.
Así que no, no le puedo pedir que se esfuerce. Lo único que puedo hacer es acompañarlo. Sin presionarlo. Sin darle a entender que está fallando en algo que ni siquiera controla.
No es el pañal, es la presión
Al final, el problema no es el pañal. Es la presión externa. La mirada ajena. El calendario que aprieta. Las frases que no ayudan. El miedo a llegar a septiembre sin pañal y sin control. Pero eso es nuestro, no suyo. Los niños no sienten urgencia por dejar el pañal. La urgencia la tenemos nosotros.
Y eso no significa que no podamos intentarlo. Podemos. Pero desde la calma. Desde el “vamos a ver qué tal”, y no desde el “ya debería”. Porque cada niño tiene su momento. Y no hay premio por llegar antes.
Este verano quitamos el pañal… o no. Pero la culpa, sí.
Así que sí, este verano igual quitamos el pañal. O igual no. Pero lo que queremos quitar de verdad es la culpa, la presión, la sensación de que estamos corriendo una carrera que nadie nos ha pedido correr.
Seguiremos intentándolo a ratitos, con respeto, con muchas mudas a mano, con cuentos sobre ir al baño, con nuestro orinal a la vista, un empapador estratégicamente colocado en el sofá, y el cacalendario con pegatinas que le divierte y anima pegar. Sin grandes expectativas, pero con mucho acompañamiento.
Y sé que no estamos solos. Sé que hay otros padres ahora mismo en la misma situación. Algunos lidiando con la misma presión, o incluso más. Algunos dudando, otros posponiendo, otros agobiados. Y por eso lo comparto, porque a veces, solo saber que no somos los únicos… ya es alivio suficiente.
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¿Y en vuestra casa cómo ha sido o está siendo el proceso? ¿Lo llevasteis con calma o fue una odisea de charcos y carreras al baño? Me encantaría saber cómo lo vivisteis, lo estáis viviendo… o cómo os imagináis que será. ¡Os leo en comentarios!
Si es que son tan pequeños aún.. y más los nuestros al ser de diciembre que se nota más.. Hugo aunque enseguida se adpato me costo, porque los primeros días ni quería sentarse en el wc, tenia que sentarlo casi «obligado» 😥 y el tema caca fue muy duro, porque veía como sufría y no quería hacer.. Yo te mando mucho ánimo que seguro que cuando menos os deis cuenta ya ni os lo pide y va directamente el solo.
❤️❤️❤️
¡Muchísimas gracias! Ojalá, ya os contaré! 🥰 Los nuestros es que encima entran al cole sin haber cumplido los 3…🥺
Ánimo, suerte y paciencia, sobre todo paciencia!!
Jamás entenderé esa prisa, porque la mayoría no están preparados, son inmaduros y los forzamos, y a veces hasta perdemos los nervios y ellos no tienen culpa.
¡¡Gracias!! El mayor problema a parte de perder los nervios, es el rechazo que les acaba provocando y lo contraproducente que es al acabar retrasándolo más aún.
Tendremos que luchar a contra corriente 😚