Diario de una madre: el tiempo vuela

Hoy, cuando me siento a escribir estas líneas, hace unos días que mi pequeño cumplió 22 meses. ¡Casi dos años! Dos años que han volado y, a la vez, se han sentido como una eternidad. Porque, y esto es algo que he escuchado en más de una ocasión, cuando te conviertes en madre, los días se hacen largos, pero los años cortos. Y no puedo estar más de acuerdo. Hace dos años, estaba a dos meses de su llegada, con el corazón a mil por hora, imaginando cómo sería, soñando con su carita y tratando de prepararme para algo para lo que, realmente, nunca se está del todo lista.

Y ahora, aquí estamos. Mi bebé ha dejado de ser ese pequeñito que depende de mí para todo. Ahora tengo un niño que corre, que se ríe a carcajadas, que me da besos y abrazos (¡esos abrazos que te hacen olvidar cualquier cansancio!), que sube y baja escaleras como si nada, y hasta hace bromas. ¡Sí, bromas! Y es que el tiempo ha pasado tan rápido que a veces parece que parpadeo y ha crecido un poco más.

Por eso hoy quiero reflexionar sobre algo muy sencillo, pero tremendamente importante: para y respira hondo. En medio de la locura del día a día, del trabajo, la casa, los compromisos, la prisa… a veces se nos olvida parar, mirar, y darnos cuenta de que este momento, este justo ahora, no volverá jamás. Sé que suena a tópico, pero es verdad. Nuestro peque crece a un ritmo vertiginoso, y solo tenemos una oportunidad para disfrutar de su infancia. No va a volver a ser un bebé, ni un niño de dos años. Lo que estamos viviendo ahora es único, y debemos atesorarlo.

Sé que es difícil. A veces las ojeras se hacen más grandes que el corazón. El cansancio te roba la paciencia y los días se hacen cuesta arriba. Pero también sé que esos pequeños momentos, cuando nos reímos juntos, cuando le veo descubrir el mundo, cuando me sorprende con un nuevo gesto o palabra, son los que realmente importan. Son esos recuerdos los que se quedarán grabados para siempre, más allá de cualquier problema cotidiano.

Así que, a ti, padre o madre que lees esto, te lo digo de corazón: para, respira hondo y disfruta de cada momento. Porque, aunque parezca que el día se hace interminable, los años pasan volando. Y cuando menos te lo esperes, ese pequeño que hoy necesita que le des todo, que hace nada estaba aprendiendo a gatear, estará corriendo por la casa, subiendo escaleras o soltando sus primeras palabras. Parpadeas… y ya no es un bebé, es un niño que no para de crecer. Y, la verdad, me da miedo parpadear, porque cada vez que lo hago parece que ha crecido un poco más, y temo perderme algo de esta etapa tan fugaz y única.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: vitanzia.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Hostinger que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.