Hacer deporte cuando tienes un bebé es como intentar preparar un café en una montaña rusa: agitado, impredecible y probablemente acabarás quemado. Entre las siestas, las comidas, los pañales, el trabajo y las crisis existenciales a las 3 de la mañana, ¿quién tiene tiempo para ir al gimnasio? Pues bien, permíteme iluminarte con la solución definitiva: ¡bailar con el bebé!
Sí, habéis leído bien: “Bailar con el bebé”. No solo es una manera fantástica de hacer ejercicio, sino que también es una forma maravillosa de conectar con vuestro pequeño y mantener la cordura. Y lo mejor de todo, ¡no necesitas más equipo que tu bebé y una buena lista de reproducción!
Recomiendo hacerte con algún fular de porteo para cuidar tu espalda.
Beneficios de bailar con el bebé
- Ejercicio cardiovascular: Bailar es una forma excelente de aumentar tu ritmo cardíaco y quemar calorías. Y con el peso adicional de tu bebé en brazos, estarás añadiendo un nivel extra de resistencia. ¡Adiós cinta de correr, hola mini pesas humanas!
- Fortalecimiento de músculos: Al sostener a tu bebé mientras bailas, estarás trabajando brazos, piernas y core sin siquiera darte cuenta. ¿Quién necesita un gimnasio cuando tienes un bebé que pesa como un saco de patatas?
- Diversión asegurada: No hay nada más adorable que ver a tu bebé reír y disfrutar mientras te mueves al ritmo de la música. Es un momento de alegría pura que hará que olvides que estás haciendo ejercicio. Bueno, al menos por unos minutos.
- Mejora del estado de ánimo: Bailar libera endorfinas, las hormonas de la felicidad. Así que si estás teniendo un día difícil, pon tu canción favorita y baila con tu bebé para mejorar tu estado de ánimo. Garantizado: el baile del «Sweet Child O’ Mine» tiene poderes mágicos.
Cómo empezar
- Elige la música correcta: Lo ideal es seleccionar canciones con un ritmo alegre y pegadizas. Pueden ser canciones de rock clásico, ochentero, ¡lo que más os guste! Incluso podéis crear una lista de reproducción especial para vuestros momentos de baile. ¿Un poco de «Rock and Roll» de Led Zeppelin para las mañanas? ¿Algo de «Don’t Stop Me Now» de Queen para la tarde? ¡A por ello!
- Busca un espacio seguro: Asegúrate de que el área donde vais a bailar esté libre de obstáculos para evitar accidentes. Un salón espacioso o incluso el jardín pueden ser lugares perfectos. Aunque si terminas bailando en la cocina mientras preparas la cena, ¡también cuenta!
- Sujeta bien a tu bebé: Para asegurar que tu bebé esté protegido mientras bailamos, yo uso fulares. Estos ofrecen una sujeción segura, evitando cualquier molestia en la espalda. Los fulares que mencioné anteriormente son mis favoritos; los uso y estoy encantada con ambos. Lo esencial es que tanto tu bebé como tú os sintáis seguros y cómodos durante cada movimiento.
- Sigue el ritmo: No necesitas ser un bailarín profesional. Basta con moverse al ritmo de la música, hacer giros, pasos laterales y saltos suaves. Lo esencial es que ambos disfrutéis. Y si alguien os ve por la ventana, que piensen que sois la familia más loca del barrio.
Ideas de bailes
- Clásicos del Rock: Piensa en canciones como «Twist and Shout» de The Beatles, «Born to Be Wild» de Steppenwolf o «You Shook Me All Night Long» de AC/DC. Los ritmos enérgicos son perfectos para levantar el ánimo y mover el esqueleto. Además, son ideales para practicar esos movimientos de cadera que pensabas que habías olvidado.
- Baladas Rockeras: No todo tiene que ser rápido. También puedes incluir baladas y hacer movimientos más suaves y controlados, ideales para un momento más relajado con tu bebé. Imagina una versión lenta de “Hotel California” de Eagles o «Stairway to Heaven» de Led Zeppelin mientras os balanceáis suavemente. Pura magia.
Tips extra para sobrevivir y disfrutar
- Planifica cortos sprints: No te propongas una maratón de baile de una hora. Piensa en sesiones cortas de 10-15 minutos. Recuerda, los bebés tienen la atención de un colibrí, y tú probablemente tampoco tienes energía para más.
- Involucra a toda la familia: Si tienes pareja o más hijos, haced una sesión de baile familiar. Veréis que es más divertido y podéis turnaros para descansar (o ir a por más café).
- Graba vuestras sesiones: No solo tendrás recuerdos preciosos, sino que también puedes reírte de esos momentos en los que intentaste hacer una pirueta y terminaste haciendo el paso del robot.
- No te preocupes por los vecinos: Si vives en un piso y te preocupa molestar, recuerda que una sesión de baile feliz es mucho mejor que una rabieta de bebé. Además, quién sabe, quizás inspiréis a los vecinos a unirse.
Bailar con el bebé no solo es una forma efectiva de mantenerse en forma, sino que también fortalece el vínculo entre vosotros dos. Además, es una actividad que se puede hacer en cualquier momento del día y no requiere planificación previa. Así que, la próxima vez que tengáis unos minutos libres y os apetezca moveros, ¡poned vuestra canción favorita y a bailar con el bebé!
¡A disfrutar del ejercicio más divertido y tierno del mundo! Y recordad, en el salón de vuestra casa, vosotros sois las estrellas del show.
¿Cuál es vuestra canción favorita para bailar con el bebé? ¡Dejadme un comentario y compartid vuestras experiencias!
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