Soñar no es querer

Anoche soñé que fumaba. No recuerdo bien el contexto del sueño, solo el momento en el que, con el cigarro en la mano, me di cuenta de lo que estaba haciendo. “Pero si dejé de fumar hace tres años”, pensé dentro del sueño. Y entonces llegó esa sensación extraña, como si hubiera roto una promesa importante sin darme cuenta.

No era solo desconcierto, era culpa.

Culpa por algo que no había hecho realmente. Culpa porque, por un instante, mi mente me había hecho creer que sí. Y aunque en el sueño me decía “bueno, lo dejo mañana”, al despertar sentí alivio. Alivio al darme cuenta de que no era verdad.

Pero también me dejó pensando. Porque, ¿por qué algo tan absurdo me hizo sentir mal, aunque solo fuera por un momento?

¿Por qué soñamos cosas que no queremos?

Alerta

Siempre me ha parecido curioso cómo los sueños pueden hacernos cuestionar cosas que, estando despiertos, tenemos clarísimas. Es como si durante la noche nuestra mente funcionara con reglas distintas, sin filtros ni sentido común. Y aunque sabemos que son solo sueños, a veces nos afectan más de lo que nos gustaría admitir.

Si los sueños reflejaran realmente lo que queremos, yo ahora mismo debería estar replanteándome todo y buscando una excusa para ir al estanco. Pero no. No quiero fumar. No he querido en mucho tiempo. Y sin embargo, mi cerebro decidió regalarme esa escena.

Quizás los sueños no sean más que un revoltijo de recuerdos, pensamientos sueltos y fragmentos de nuestra historia personal. Como si nuestro cerebro fuera un editor de vídeo caótico que monta secuencias sin orden ni sentido, mezclando escenas del pasado con cosas que nunca han ocurrido y que jamás ocurrirán.

O quizás los sueños sean solo un reflejo de lo que tememos. No del deseo de fumar, sino del miedo a volver a hacerlo. Como cuando sueñas que has perdido un examen aunque hace años que no estudias, o que te has equivocado en un trabajo que ya ni siquiera tienes.

Cuando los sueños nos hacen dudar

?

Lo curioso es que esto no pasa solo con cosas como fumar. A veces soñamos con situaciones que van contra todo lo que somos, contra lo que queremos, contra lo que creemos correcto. Y al despertar, durante unos segundos, no sabemos qué pensar. No porque en el fondo lo deseemos, sino porque el sueño lo ha hecho parecer tan real que nos deja con la pregunta: ¿por qué he soñado esto?

Y ahí es donde aparece la culpa. Como si el simple hecho de haberlo soñado significara algo. Como si lo que ocurre en nuestra mente, sin control ni lógica, pudiera definirnos.

Pero muchas veces, la explicación es más sencilla de lo que parece. Quizás sea el estrés. La saturación. Un cúmulo de pensamientos inconexos que nuestra mente mezcla sin orden, como quien baraja cartas sin mirar. O simplemente, puro azar. Porque no todo lo que soñamos tiene un significado oculto. A veces, los sueños solo son un reflejo del caos que llevamos dentro.

Lo que realmente queremos

Mujer durmiendo

Este sueño me hizo pensar en cuántas veces nos confundimos con nuestros propios deseos. A veces creemos que queremos algo porque alguna vez lo quisimos. O porque en nuestra cabeza encaja, tiene sentido. Pero cuando lo tenemos delante, nos damos cuenta de que en realidad no lo echábamos de menos. Que simplemente era una idea atrapada en nuestra memoria, no un deseo real.

¿Cuántas veces hemos sentido nostalgia por algo y, al volver a vivirlo, nos hemos dado cuenta de que ya no nos hace felices? O al revés, cuántas veces hemos rechazado una idea porque nos parecía absurda y con el tiempo hemos descubierto que, en realidad, sí la queríamos.

El sueño no era una señal de que echaba de menos fumar. Era una prueba de que no lo hago. Porque si de verdad lo deseara, al despertar habría sentido aunque fuera un pequeño impulso. Pero no. Solo me dio risa la idea de mi yo onírico diciendo “lo dejo mañana”.

Los sueños no nos definen

Al final, creo que darle demasiada importancia a los sueños es como intentar adivinar el futuro en las nubes. A veces son solo eso, nubes pasajeras que no significan nada. Y otras, quizás, sí revelan algo de nosotros, pero no siempre de la manera obvia.

Anoche soñé que fumaba, sí. Y al despertar sentí culpa, aunque no había hecho nada. Pero la verdadera revelación no estuvo en el sueño, sino al despertar.

Y vosotros, ¿alguna vez habéis soñado con algo que os ha hecho sentir culpa al despertar, aunque en realidad no quisierais hacerlo?

Una respuesta a «Soñar no es querer»

  1. Avatar de José Manuel Caicedo
    José Manuel Caicedo

    Suele pasar , a mi también yo he tenido esas pesadillas y se te meten en bucle ➰➿ al día siguiente incluso son molestas en tu mente , genial escrito me ha gustado en identificado por más pesadillas pero dulces ejej un abrazo 🫂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: vitanzia.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Hostinger que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.